Para Pancho con posdata

19 Sep Para Pancho con posdata

Hola a todo@s.
Hoy día de resaca después de la incompetencia en Madrid, probablemente nos quedemos sin hacer teatro en la CCMM. Ante la duda, los teatros… ‘pim pam fuera’, pero no quiero hablar de eso, que ya lo estáis viendo vosotros. Hablaremos hoy del Gobierno.
¿Dónde está el ministro? ¿Y este señor barbado quién es?
En los partidos, políticos, los señores y las señoras tienen un pasado, un pasado que te pasas. El término creo que se llama «el tren». Tú te enganchas al convoy de cualquier partido, politico, y empiezas a no hacer nada. Rectifico. Empiezas a hacer la pelota va y la pelota viene. El destinatario del agasajo es siempre el vagón delantero, y en esto con la esperanza de que, poco a poco, vaya cayendo por el tortuoso camino del desgaste, hasta llegar a la máquina. Si te subes al tren, sabes que no puedes hacer grandes gestos, que tienes que ser un buen chico, dócil, callado, fiel como un perrillo faldero y, por supuesto, debes mostrar ese lado de lacayo que todos tenemos dentro. Si piensas en algunos nombres de nuestra politiquilla, te darás cuenta de que es increíble que estén donde están algunos de los que son. ¡No hay nada como el tren! Miren cómo Aznar colocó a su perrillo para seguir gobernado desde la sombra, haciendo un gran servicio a la patria, eso sí.  
Nuestro ministro de Cultura es algo parecido. No sabemos qué hace en su tiempo libre, pero en el otro, el teleocupado, pues…. no sabemos tampoco qué hace a ciencia cierta. Ahora bien, sí sabemos lo que no hace. Como la ‘Casida de la Rosa’ de Lorca: La rosa no buscaba la aurora, la rosa no buscaba ni ciencia ni sombra, la rosa no buscaba la rosa. Lorca sí dice lo que buscaba la rosa, «otra cosa». También nosotros sabemos lo que busca el ministro: el sillón. Y para eso tiene que ser buen chico, ni un ruido. ¿Qué se manifiestan las gentes de la Cultura? Muy bien. Les dedica una declaración institucional tan vacía como sus consecuencias y adelante. Es decir, a ningún sitio, de camino a nada. El tan pancho!
Sigamos con el cálculo… ¿Por qué los ministros de Cultura de la supuesta izquierda son tan gregarios? Porque los colocan así, para no dar la lata. ¿Por qué los de la derecha sí son hiperactivos? Porque ellos sí hacen cosas para ir acabando con la molesta Cultura.

Y llegamos al resultado de la ecuación. Entre los dos, izquierdas (todos sus bloques) y derecha toa (todos sus bloques), se dan la mano como la luna se llevó al niño muerto por el cielo mientras, dentro de la fragua, lloran dando gritos los gitanos y el aire los vela, vela y el aire los está velando. Es decir que Wert la lio y éstos de ahora, los del ahora de ahora, la tienen atada y bien atada.
El ministro Pancho se queda tan pichi viendo como nos cierran los teatros al albur de los conflictos generados por las insubordinaciones veraniegas. Y pancho se queda tan pichi metiéndonos a todos en el mismo paquete para que no se queje nadie. Mientras tanto, los que deciden se fuman un puro viendo las imágenes del metro, de los aviones, de la diada, etcétera. Y Pancho pensará que debemos seguir en casa leyendo, como recomendó en pleno confinamiento. Eso sí, que no se nos olvide a los cómicos hacer cosas bonitas para ser compartidas en la red, para entretener al personal que se aburre mucho en el aislamiento. Al abrir las compuertas nos fuimos de vacaciones agotados como estábamos, y al volver nos esperaba un nuevo encerramiento. Y tan panchos!
Igual se cree Vd que nosotros también cobramos a fin de mes pase lo que pase y caiga quien caiga, que tendremos una extra en Navidad, unos moscosos, y la prima por el exceso de teletrabajo. Yo preferiría ser trabajador y no actor pora tener una ministra que si vela vela, que si está velando.
En fin, no estamos contentos con los teatros al cincuenta por ciento, y menos aún cerrados, porque es  innecesario e inútil, además de irresponsable. Repase los datos señor ministro, no ha habido ni un sólo contagio en las artes escénicas. ?No se piensa en el daño que hace?. Da igual, no va de eso la cosa, ?verdad?
En estos tres meses, «a vueltas con lorca» ha tenido cuatro bolos, somos de los que tienen suerte. Confesaré que yo sólo he visto gente muy obediente en la sala, gente que tan sólo quiere vivir la vida sin más mentiras y en paz. Sin quitarse las mascarillas, guardando la distancia de seguridad, gente que sabe que su libertad termina donde empieza la de los demás. Gente de orden, gente de bien, con ganas de con-fraternizar, de con-moverse. Buena gente, respetuosa y adorable que apaga los móviles antes de empezar la función, buena gente a la que entregamos nuestra alma las pocas veces que nos han dejado, las pocas veces que nos van a dejar, gente que no tosa, que no ronca, que es capaz de estar concentrada por encima de la hora y cuarto que dura la cosa, que no tienen miedo a perderse el telediario tremebundo de cada día. «Y un saludo a todos, a los vivos y a los muertos, porque vivos y muertos componen un país, a los vivos para desearles felicidad y a los muertos para recordarles cariñosamente… porque gracias a ellos estamos todos aqui «
Cuidaos vosotros. A mí por el reproche igual me quitan el Nacional, pero no lo bailao.  Y tan pancho.
 
Os dejo esta perla que motivó mi texto hoy. 
https://www.lavozdegalicia.es/noticia/opinion/2020/09/19/ministro-cultura-ahi/0003_202009G19P41992.htm

Posdata: Me dice Mila indignada: porque esa frase de que las artes escénicas tienen la obligación de poner un espejo delante….
La cultura es el alimento del alma. Durante el confinamiento los trabajadores/as de la cultura nos regalaron su trabajo para que pudiéramos soportar el tedio del paso del tiempo. Pensé que todo este encierro nos iba a servir para valorar la importancia de la cultura, para reconocer la necesitad de cultura que tiene el ser humano. Parece que no, no hemos aprendido nada. Sea como fuere, las artes escénicas tienen la obligación de poner un espejo delante de la sociedad para que ésta sea capaz de verse reflejada. Sigamos caminando.
Gracias Mila, sigamos.

No Comments

Post A Comment