Becerril de la Sierra

04 Feb Becerril de la Sierra

Un paso ms; dep(a)rte de riesgo.

Hemos estado en Becerril de la Sierra, en lo que sería el principio de la gira por CCMM, (me gusta decir ceceemeeme) y fue una experiencia para la que no encuentro adjetivo. Ya estamos en la red de la Comunidad, de la gira de Lorca, de la pasión por el teatro, del placer inmenso de sentir al público como quien siente un caballo cuando se pone a galope.

Un lugar pequeño, un público que tiene que ir a Madrid a ver cosas tan experimentales como ésta, y que se lo encuentra al salir de casa, entre la pastelería que abduce a los niños (y mayores) de Becerril y el bar de pinchos, al lado de la plaza, en el pueblo ¡qué leche! “Tan lejos tan cerca”. Y de repente ahí estábamos, hablando con la gente en la puerta, a un paso de entrar y liarnos a poemas,  y ellos a responder, -que eran un poema-.  Con un respeto  que me reconcilia  con lo mas esencial del teatro que es el público. Las grandes salas y el teatro a la italiana, o esos grandes mausoleos de la era del pelotazo, llamados auditorios,  no ayudan a crear esta cercanía y sencillez que conseguimos con esta función. De hecho la aventura está concebida como un viejo bululú: lo más cercano a la «comedia del arte» que tuvieron nuestros inicios en el teatro español.

 También me reencuentro conmigo (que es o que mas a mano tengo), cara a cara y cuerpo a cuerpo con el público, y con el viaje repentino a los versos y de nuevo el proscenio y de nuevo la risa y volver a la imaginería de Lorca: ir y volver. Algo más que un bululú, experiencia que ya he tenido también en mis inicios haciendo romances de ciego por las calles de Madrid y algunas ciudades de España.

 Pues vuelve esa idea de teatro en los dedos, de jugársela a cada instante, de auténtica vibración juglaresca donde casi nada está marcado, una imborrable sensación de vértigo, como un deporte de riesgo. Y preguntar a la gente y que me contesten con la misma facilidad con que lo hacían en la puerta. Solo faltaba la hoguera.

Ayer, mientras hablaba, recitaba, salia y entraba en las notas de Mkhail, me pasaba por la cabeza La Barraca.

Agradecemos al programador de Becerril, Luis, la atención, el cariño con que nos acogieron, a su técnico de barba quevediana, Nacho, la ayuda y la comprensión…AH! y la caja de dulces que nos regaló el alcalde y su concejala de cultura. En familia, siempre en el corazón.

1Comment
  • Belén Olmeda
    Posted at 22:49h, 09 febrero Responder

    Pero qué bonito lo dices. Sentir al público como el que siente un caballo a galope. Ay, jinete del escenario, que a veces parece que vas a salir volando (con el caballo y todo, como en los cuentos) Que a caballo pasaste por la puerta de Elvira. Que diste una vuelta al escenario como caballo desbocado. Que en calma y con los ojos cerrados seguías recitando a Lorca.
    Hoy, está luna llena o superllena o superluna o lo que sea: luna al fin y al cabo, me ha llevado a Becerril. Esa noche la niebla de la sierra no le dejaba lucirse, así que bajó al teatro. Posada sobre el piano miraba los dedos de Mikhail. Al rato subió a lo alto del escenario. Y ahí se quedó, en la esquina derecha.
    Emocionante estar tan cerca de la luna escuchando a Lorca en esa voz tuya tan….(yo tampoco sé ponerle un adjetivo)
    Fue muy bello. Gracias, siempre.
    Etruscamente.

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